La hoguera de las vanidades

La hoguera de las vanidades

domingo, 6 de enero de 2013

Extraños vínculos


Ahí tienen la portada del diario La Gaceta, correspondiente al 3 de enero de 2013. Como suele ser habitual en el periódico de Intereconomía, los mayores honores se los lleva un tema “propio”, con fuerte dosis de línea editorial. En este caso, se trata de la supuesta cruzada que el actual rector de la universidad Complutense, José Carrillo, mantendría contra la mera existencia de capillas en los complejos docentes. Como también suele ser habitual en La Gaceta, el despliegue en portada contrasta con una escasa información en páginas interiores.

Lo llamativo es el diseño de la susodicha portada. El dibujo principal une a Jesucristo con la hoz y el martillo. Debajo, algo de texto aporta “chicha” sobre el asunto. Diría que, por su longitud, son dos sumarios, aunque a lo mejor encajan mejor en la categoría de subtítulos. Se me va olvidando el argot del periodismo impreso, para qué engañarles. Pero no nos vayamos por las ramas. Lo importante está a los lados. A la izquierda de la pantalla, el protagonista de la noticia: José Carrillo. A la derecha, su padre, Santiago Carrillo, fallecido en septiembre de 2012. ¿Qué hace un difunto en mi portada? Intentaremos explicarlo, pero es harto complicado.

A todo el mundo se lo dicen en la facultad: aunque tengan 5.000 años, las pirámides de Egipto pueden ser noticia si algún descubrimiento nuevo las pone de actualidad. Aunque choque, lo más grave de la inclusión de Carrillo (Santiago) en una portada hoy día no es que lleve cuatro meses muerto. Es que su relación con la noticia es nula. El único interés que aporta su resurrección gráfica es subrayar su condición de padre del rector. Piensen mal y acertarán: José quiere cerrar las capillas porque lleva el comunismo en las venas. Ni un solo hecho objetivable confirma semejante tesis. De hecho, Santiago Carrillo no es mencionado ni en la portada ni en la noticia de las páginas interiores. Pero ahí está su efigie, traviesa, para que nadie olvide quién es el padre del hijo.

Es posible que José Carrillo sea un pésimo rector de la Complutense. Si así fuera, merece toda la crítica que los medios de comunicación quieran hacerle. La Gaceta, por su parte, está en su pleno derecho de luchar editorialmente por la supervivencia de las capillas universitarias. Me parece una reivindicación justa en una sociedad plural y democrática. Pero se debe hacer con juego limpio. La batalla es contra José Carrillo Menéndez, y en ella nada tiene que decir la memoria del finado Santiago Carrillo Solares.

En líneas generales, el hecho es censurable. Si vamos a lo particular, nos metemos en otro terreno. Es pantanoso, pero interesante. Tanto que, me parece, tendrá protagonismo en artículo aparte. Refiere al interés de cierta derecha –la agrupada en el grupo Intereconomía- y cierta izquierda –sobre todo la que alumbró Público- en mirar permanentemente al retrovisor de 1936. No sé a ustedes, pero cada vez que me asomo a esos tiempos sólo veo espeluzno. Prefiero fijarme en la segunda mitad de los setenta. De hecho, es lo único que anima  seguir mirando de frente la carretera.

sábado, 5 de enero de 2013

Desenfocar


Viernes, 4 de enero de 2013. La cabalgata de Reyes de Madrid, prevista para la tarde siguiente, se encuentra en el ojo del huracán informativo. El motivo es la huelga anunciada por los trabajadores del metro. Afecta a las líneas relacionadas con el recorrido. Además, algunos representantes sindicales afirman que no se respetarán los servicios mínimos. Es el tema del día. Lo reflejan los medios, pero también bares y oficinas. La idea-fuerza viene a ser la siguiente: tengan razón o no en sus reivindicaciones, trabajadores y sindicatos van a repercutirlas en los niños que se dirijan a presenciar la cabalgata. Sin metro, acercarse a las calles que son escenario del recorrido puede ser harto complicado. Se teme el caos. Las tertulias acogen algún que otro defensor de los convocantes. Pero sobrevuela una opinión bastante generalizada: llevar a cabo la huelga de transporte en la tarde del 5 de enero es un desatino.

El Abierto de Hoy por hoy, en la Cadena SER, pasa de puntillas sobre el tema. Sus tertulianos prefieren otros asuntos. A las diez, en esos primeros minutos en los que Gemma Nierga toma las riendas sin terminar de orillar a Pepa Bueno, surge la cabalgata. Albricias. ¿Qué postura editorial va a adoptar la SER? A juicio de quién esto escribe, la peor de todas: moldear la actualidad para que ésta se adecúe a un esquema más agradable para el medio. La noticia no está en la cabalgata de Madrid, a la que suelen acudir unas 700.000 personas. Está en la alternativa popular que tradicionalmente celebra el distrito de Hortaleza. De ella constan asistencias de en torno a las 3.000 almas. Un artículo de Isaac Rosa en eldiario.es sirve de “percha” informativa. Como veremos más adelante, más que una “percha”, la columna es un salvavidas. El autor, colaborador en otro espacio de la cadena, está en directo en los estudios. Así, Rosa, Nierga y Bueno consiguen invertir unos cuantos minutos hablando de Reyes Magos y de cabalgatas. Pero Hortaleza no es más que un punto de partida que permite llegar a destinos más interesantes para Gran Vía 32: ansías privatizadoras de la derecha, recortes sociales, críticas al Ayuntamiento de Madrid, etc.

Está comúnmente aceptado: se marca mucho más la línea editorial en el “qué” que en el “cómo”. La selección de los temas a tratar –que apareja sin remedio una selección paralela de temas “a no tratar”- es lo que establece la verdadera pauta. Pero hasta para eso hay límites. Éticos y estéticos. La lucha de vecinos de Hortaleza se centra en defender su cabalgata popular, que se celebra desde 1979. El Ayuntamiento la ve con malos ojos y quiere imponer una alternativa que sus contrarios tildan de “privatizada”. Pero el tema está lejos de ser actualidad. Colea, por lo menos, desde 2008. Las molestias que la huelga de metro pueda ocasionar de cara a la cabalgata “general” de Madrid están, en cambio, en boca de todos. Es el tema del día. Rabiosa actualidad, diría el tópico.

En la mañana del 4 de enero de 2013, la Cadena SER fue incapaz de poner el foco. Escogió lo anecdótico frente a lo fundamental porque informativamente le ofrecía un panorama menos espinoso para sus (muy legítimos) principios editoriales. Eso se puede llamar de muchas maneras. “Periodismo” no es una de ellas.