La hoguera de las vanidades

La hoguera de las vanidades

sábado, 30 de mayo de 2015

Un debate tuitero con Ana Pastor

Doy, vía Twitter, con una magnífica columna de Hughes en ABC. Por su interés (o sea, por el mio, porque me va a ahorrar mucha explicación), lo reproduzco a continuación, sin ánimo de cometer delito alguno contra la propiedad intelectual: 
Al tertulianés que registra Antonio Burgos podría añadirse la expresión «líneas rojas». Se dice mucho ahora. Todos establecen líneas rojas en el diálogo multipartito. Qué cosas. Pues ayer hubo un momento televisivo de líneas rojas. Fue en «Al Rojo Vivo», y perdón por la redundancia. Informaba Ferreras de unas declaraciones de Ana Palacio en las que habría comparado a Podemos con el ISIS. La realidad es que la exministra participó en un debate y habló de cómo en un mundo cambiante, «en mutación», la nostalgia se convierte en un factor político. Puso ejemplos: la nostalgia del califato por el ISIS, la de la grandeza decimonónica en Rusia o la de formas de feliz unidad comunitaria en Europa, entre ellas, la Barcelona de Ada Colau. No había una comparación de elementos, sino la comparación de una relación. Lo asombroso es que Ferreras emitió un «audio» con ella explicando lo anterior y al terminar, con gran aparatosidad de brazos y con una indignación muy severa, siguió sosteniendo lo mismo: «Ana Palacio compara a Podemos con el ISIS». Sus tertulianos cabecearon el asentimiento y el titular se difundió por muchos medios. En Twitter lo hizo la periodista Ana Pastor y obtuvo más de 200 redifusiones. Palacio ofreció su artículo y consiguió sólo 12. Cada uno tiene sus ideas, pero algunas cosas las compartimos; la lógica y sus reglas, por ejemplo. Se observa, además, que alrededor de Podemos se está creando un campo de seguridad semántico en el que sólo caben las palabras amor, ciudadano, bueno, democracia, cambio, desahucio, transparencia y «Juego de Tronos». Si te sales, o estás loco o eres lo de siempre: un facha.
Suscribo el contenido con bastante entusiasmo. Habla de una de las cosas que más me gusta: el rigor en el ejercicio de la profesión periodística. No digo que los dos profesionales que cita la columna -Antonio García Ferreras y Ana Pastor- no lo practiquen en el día a día. Pero sí patinaron en el caso que nos cuenta aquí Hughes.  Con ese ánimo, pío en Twitter lo siguiente: 


 

(Uso "zas!" en vez de "corte" como un guiño a la propia Pastor, que suele tirar mucho de esa expresión, procedente de la serie de animación Padre de familia, que nunca fue santo de mi devoción.). La aludida no lo ve igual, y responde: 


Aquí, cometo un error. Doy por hecho que Pastor no niega el contenido de la columna, pero protesta por la exclusiva personificación que se hace de ella y de Ferreras. Pensando que el enlace a un artículo de Expansión que adjunta tiene el propósito de demostrar que fue un error generalizado, ni me molesto en leerlo y contesto con cierto despiste. La conversación prosigue así: 


Aquí ya sí que nos centramos un poquito más. Ana Pastor sostiene que la interpretación que realiza La Sexta de las palabras de Ana Palacio es correcta, y para ello se sirve del citado artículo de Expansión (que firman Miguel Ángel Patiño y David Casals) y aporta otro nuevo, en esta ocasión publicado en La Vanguardia (que no es más que la información de la Agencia EFE). Hay otro tuitero, Gerardo González (@desdetoronto) que aporta a la causa una tercera pieza, firmada por Llúis Pellicer. No consigo colegir si su tuit, que presenta el artículo con una única palabra -"MATIZ"- es a favor de la tesis de Pastor o de la mía. En cualquier caso lo sumaremos al análisis. 

Un poco de contexto. El Partido Popular obtiene un resultado francamente malo en las elecciones municipales y autonómicas del 24 de mayo. (Pero, ¿cómo? ¿que todavía no ha leído mi análisis de esa cita electoral? Nunca es tarde...). Un aspecto capta inmediatamente una gran atención: las dos principales ciudades del país -y dos de las más importantes urbes de Europa- Madrid  y Barcelona, serán muy probablemente gobernadas por las candidaturas populares patrocinadas por Podemos. La digestión ha sido algo difícil. Esperanza Aguirre ha protagonizado una semana particularmente bochornosa, en línea con la movilizadora campaña que ha hecho realidad esa Manuela Carmena de cuento de hadas que hábilmente diseñó su equipo. Soviets por aquí, dudas democráticas por allá. Acullá, concejalas que desbarran en sus muros sociales. El clima se podría resumir así: la derecha mediática redobla esfuerzos en pintar el entorno de Podemos como emisarios del mismísimo Satán. La derecha política "ayuda" (es un decir) con comentarios como los arriba descritos. Mientras, la izquierda mediática hace de insistente altavoz de todos esos disparates, porque de ellos saca petróleo tanto en audiencia como para sus (legítimos) intereses editoriales. 

Es en semejante entorno en el que Ana Palacio toma la palabra en la XXXI Reunión del Círculo de Economía, celebrada en Sitges (Barcelona), estos pasados días. Aquí puede consultarse la intervención entera. Éstas fueron las palabras de la discordia: 

Hoy estamos en un mundo de nostalgias. Como siempre que hay una gran mutación, emergen las nostalgias. Y la nostalgia puede ser Ada Colau, con una idea, o Podemos, con una idea de una arcadia comunista feliz, o puede ser ISIS... que yo no diría que es una vuelta al siglo XVII, es una nostalgia del siglo XI, de la gran momento del califato (sic). O una nostalgia de los UKIP, de los Le Pen, de los bon bien temps, en los que vivíamos tan bien, tan solos, nosotros aisladitos, todos muy soberanos... eso está latente. 
Esta es mi tesis: con su reflexión, Palacio quiere señalar que Colau y Podemos se mueven por la nostalgia, al igual que el llamado Estado Islámico (ISIS)... y otros actores políticos que cita a continuación. (Vaya por delante: meter al ISIS en un saco de actores políticos no es atinado). Como dice Hughes, "No había una comparación de elementos, sino la comparación de una relación". Esto puede ser discutible, discutido y refutado en fondo y forma.  Pero ojo a cómo plantea Ferreras el tema durante la emisión en directo de Al rojo vivo (a partir del 01:16:49, mientras mantiene una entrevista a distancia con Jorge Verstrynge y da paso al reportero Jorge Romance): 

...atención, hay novedades, la ex ministra de Exteriores... Jorge Verstrynge, ponte el cinturón de seguridad... Ana Palacio está diciendo, Jorge Romance, que Ada Colau, Podemos... son algo así como... los que quieren una arcadia comunista feliz... estilo Estado Islámico. 
Ya hemos visto antes que no. El "directo" posterior de Romance no es mucho mejor, pero sí algo menos deformador. Habla de "comparación" por parte de Palacio de las nuevas formaciones con el Estado Islámico. Resulta incompleto, porque excluye los mínimos matices que harían comprensible lo sucedido con una mínima exactitud. Lo peor viene cuando Ferreras "recoge": 

"...atención, compara a Podemos, vincula a Podemos... a Marine Le Pen... y al Estado Islámico de Al Baghdadi." 
¡"Vincular"! ¡Menudo verbo! Cualquiera diría que Palacio cree que el Ayuntamiento de Barcelona procederá a vestir de naranja a sus vecinos menos afectos y rebanarles el pescuezo. Después, sigue una intervención de Verstrynge "as himself" que no contribuye a la serenidad, pero dado que parece estar en un parque (¿el Retiro?) y toda la información que tiene es la que le acaba de suministrar el presentador, tampoco haremos sangre. Pero el mal está hecho: los medios repican la noticia. Ana Pastor tuitea: 



Doble error. El principal es el de eldiario.es. Cómo hemos visto, Palacio no ha dicho eso. Es curioso, porque la noticia no es más que el teletipo de EFE, con el contenido en líneas generales correcto. Patina un poco este párrafo: 

"Estamos en un mundo de nostalgias, como puede ser la idea de la Arcadia económica feliz de Colau o Podemos", ha dicho, para vincular después esa eventual añoranza con episodios de la historia como "el gran Califato".
Pero parece obra más de una redacción algo pobre que de un avieso afán manipulador. Supongo que el escandaloso titular será cosa de eldiario.es. Mal, insistimos. Y que eso se rebote a los más de 1.320.000 seguidores en Twitter de la presentadora de El Objetivo no es bueno para nadie. 

Vamos ahora con las piezas que aporta Ana Pastor en su defensa. Empecemos por Expansión




No es el mejor de los titulares. Pero no se le puede reprochar falsedad. Es cierto que hace un paralelismo. Pero éste contiene una cierta complejidad intelectual que queda, mal que bien, explicada en el cuerpo del texto. (Ventajas de las piezas escritas). En su primera intervención, Ferreras desliza la idea de que Palacio dice que Podemos y el ISIS buscan lo mismo. En la segunda, ese uso de "comparar" y "vincular" crea una imagen mental en el espectador muy injusta con lo que la ex ministra dijo realmente. Y nada que ver con eldiario.es, cuyo titular es un revuelto de lo dicho por Palacio que en nada se parece a la verdad. Ahora, La Vanguardia




Bastante mejor el subtítulo que el titular. En cualquier caso, aún retorcido, tampoco puede tildarse de falso. Sí, compara el éxito, porque surge de esas "nostalgias" de las que habla. No da la mejor información a aquel que no se lea el resto de la noticia, para qué engañarnos. Pero sigue sin parecerme comparable a lo sucedido en La Sexta. Terminamos con El País



Me parece un titular impecable, qué quieren que les diga. Establece el posicionamiento editorial respecto a las palabras de Palacio sin decir lo que no dijo. (Insisto en que no sé si la noticia salió a colación para defender mi tesis o la de Ana Pastor). 

Todos cometemos errores. Ferreras está al frente de un complicado programa en directo a una hora en la que todo está sucediendo. Tiene que dar paso a directos con la apresurada información que le pasan por pinganillo. Seguro que si hubiese escuchado a Palacio habría sabido presentar el asunto con mayor rigor, sin necesidad de renunciar a un posicionamiento editorial crítico. Cabe decir lo mismo de Pastor. Ella misma es puntillosa con estos temas en los programas que presenta. El pasado viernes, en medio del frenesí informativo que tan poco hueco para la reflexión nos deja, ambos patinaron. No pasa nada. Se reconoce y a otra cosa. 

Sin haber revisado todavía el texto, creo que he conseguido terminarlo sin llamar Ana Palacio a Ana Pastor ni viceversa. Ya me parece cómo para irse satisfecho a la cama.