La hoguera de las vanidades

La hoguera de las vanidades

miércoles, 19 de agosto de 2015

Sé lo que hicisteis el último verano (y el anterior, y el anterior al anterior, y el anterior al anterior...)

 

Suele decirse que los experimentos deben hacerse con gaseosa. Quizá que ese elemento sea fundamental para elaborar un tinto de verano nos está diciendo algo. Esa estación, en radio y televisión, es para los experimentos.  En ese segundo medio, formatos tan importantes como ¡Qué me dices!, El Informal, Extra Rosa, Sabor a ti o El diario de Patricia empezaron como contenidos estivales que acabaron reportando notables éxitos a sus cadenas en temporada regular. No es lo habitual, pero puede suceder. Es lo bueno de experimentar. No todo iba a ser programación "refrescante". (Quién recuerde la televisión veraniega durante la década de 1990 sabrá de lo que hablo... programas hechos en piscinas... actuaciones musicales con público consumiendo coloridos refrescos de atrezzo... humoristas de la era pre-stand up comedy... en fin, those days are gone).


Lo mismo cabe decir en la radio. Formatos, voces, duraciones. Programas radicalmente nuevos o retoques en los ya existentes. Pruebas en una época en la que cambia el hábito de consumo y no hay Estudio General de Medios.


Esta filosofía está muy lejos de ser aplicada en Onda Cero Radio. Su esquema veraniego sigue el mismo patrón desde hace lustros. No tiene sentido. Un programa eternizado como fórmula estival no sirve de nada. Los agostos suenan rutinarios en la cadena de Atresmedia. No hay diferencia entre este y el del año pasado. Y el de hace dos. Y el de hace tres. Y así hasta finales de la pasada década.


 Quizá, lo más destacado del verano de 2015 en San Sebastián de los Reyes esté sucediendo por las mañanas. Ha pasado algo curioso. Hace tres meses, los directivos de Atresmedia hicieron un movimiento audaz. Ya que Carlos Herrera les abandonaba para fichar por su principal competidor, ¿para qué esperar a septiembre? Con tal motivo, Herrera se despidió antes de la Semana Santa pese a tener un trimestre más de contrato con la casa. Tras esas vacaciones, tomaron el relevo Carlos Alsina y Juan Ramón Lucas con un nuevo formato. Y, sin embargo, pareciera que en agosto hubiese vuelto el extinto Herrera en la Onda. El motivo es sencillo: asumiendo José Miguel Azpiroz el tramo informativo y Begoña Gómez de la Fuente el de magacín, el programa Más de uno ha adoptado en agosto el mismo formato que llevaba años teniendo el programa del almeriense durante sus vacaciones. (Con todo lo peculiar que son los descansos de Herrera... con casi todo julio desaparecido y muchas mañanas de agosto dirigiendo la tertulia desde sus aposentos vacacionales). Todo suena a Herrera, justo ahora que su aventura en COPE está -ya se ocupan en esa cadena de recordarlo cada dos segundos- a punto de comenzar. Escuchas a Begoña hablando con Josemi de su veraneo mallorquín y parece que nada hubiese cambiado. La hora de 10 a 11 vuelve a resultar “fósfora”. Las voces que acompañan a la conductora son las de los veranos herrerinos. (Arturo Téllez y Javier Ruiz. Ahora hablamos de ambos). Muy curioso, insistimos. A ver si todo el esfuerzo de consolidar una oferta durante tres meses se va a venir abajo por un agosto.


La tarde vuelve a ser cosa de Arturo Téllez. El asturiano empezó con marca propia pero hace ya varios veranos que lo suyo se llama JELO (Julia en la Onda) en verano. El parecido con el formato original de Julia Otero es más dudoso de lo que da a entender el nombre. Pero bueno, ahí está Eduardo de Vicente hablando de estrenos de cine, por ejemplo. El programa, qué quieren que les diga, hace ya varios agostos que dijo todo lo que tenía que decir. Ya sabemos qué da de sí Téllez. Una voz preciosa, nadie lo dudará. Pero su radio de becarios y noticias curiosas hace tiempo que está superada.


Avanza la tarde y la cosa no mejora. En Onda Cero no lo saben, pero lo de prescindir de informativo nocturno en agosto es algo propio de aquellos tiempos de actuaciones piscineras en playback que rememorábamos hace unas líneas. Sus competidoras SER y COPE mantienen sus respectivos Hora 25 y La Linterna con la duración habitual y con la correspondiente tertulia. Las líneas RDSI (que usan muchos colaboradores para intervenir desde casa con sonido más cercano al del estudio que al del teléfono), la amplia red de emisoras de las grandes cadenas (que permiten a los tertulianos acercarse al micro desde sus lugares de descanso) y la posibilidad de “tirar” de aquellos que anden por Madrid o de hacer pruebas con el panel –incorporando nuevas voces- hacen que este género sea perfectamente viable en agosto. La cantidad de teclas que se pueden tocar ese mes que luego puedan ser utilizadas durante la temporada regular.


En su lugar, OCR apuesta por dos programas, La Mirilla y Déjame que te cuente, que raramente te van a dar claves aprovechables a partir de septiembre. No nos cerramos aquí a que los informativos de alrededor de cuatro horas con los que las grandes cadenas han acostumbrado a sus oyentes no puedan tener alternativas. Pero sí dudamos abiertamente de que éstas puedan ir por aquí. Raquel Sánchez y Eduardo Yáñez también llevan muchos veranos a sus espaldas haciendo lo mismo. Mucha entrevista, mucho teléfono, mucha fiesta popular. Todo trillado. Todo escuchado. Todo sabido. (La Brújula se emite en dos tramos, estrictamente informativos, entre 20 y 20:30 y entre 23:30 y 00h).


De madrugada se obra el milagro. Hay un programa. No dos humoristas riéndose de la débil estructura intelectual de aquellos que les llaman en antena, que es lo que la casa oferta a esa hora el resto del año. Sino un programa. Con estructura, guión y secciones. Lo presenta, desde Barcelona, Carles Lamelo, y se llama Noches de Radio. Lleva ya un lustro demostrando su valía en los meses de agosto. Es un caso clamoroso: sólo hace falta tener oídos para saber que, sin ser una obra maestra, su propuesta debería ser la que Onda Cero oferte para toda España en temporada regular. Y no hay manera. ¿De qué sirve, pues, que llegue verano tras verano? ¿Para ser conscientes un mes de lo que podría ser esa franja y sufrir los once restantes? Carece de sentido.


Queda hablar de Javier Ruiz. Su En Marcha, manufacturado desde Toledo, es un programa que jamás he escuchado demasiado despierto. Suena igual desde, que yo recuerde, 2008. Hay esfuerzo por que haya ritmo y, desde luego, existe sintonía entre los colaboradores. Es de suponer que motivada por los muchos años de trabajo en común. Sorprende, eso sí, que muchos de ellos hagan largas intervenciones con sonido telefónico. No estamos ya en esa época. Es un espacio con un punto rural que tiene su encanto. De ahí a repetirlo verano tras verano hay un abismo.


Tras más de una década inmersa en una envidiable estabilidad, Onda Cero afronta ahora tiempos convulsos. Todo el mundo estará pendiente del rendimiento de las grandes estrellas en las franjas más competitivas. Pero además de eso, deben tenerse en cuenta otros aspectos a la hora de cimentar una marca radiofónica compacta y exitosa. Nunca es recomendable dormirse en los laureles. Ya nos lo decían los profesores al repartirnos tareas con las que no perder la forma durante los entonces larguísimos meses de calor. Hay que aprovechar el verano.