La hoguera de las vanidades

La hoguera de las vanidades

domingo, 17 de enero de 2016

Arús no estaba en lo cierto


Debió ser en algún momento entre 2003 y 2004. En cualquier caso, pudo ser como pronto en 2001 y como tarde en 2005. Porque fue durante una emisión matinal de Cadena 100 en los tiempos en los que franja era comandada por Alfonso Arús. Y qué tiempos. Hay que ver lo que se echa de menos a Arús en la radio. Pero no nos desviemos. 

En aquel entonces, el comunicador catalán se atrevió a lanzar una predicción de futuro. Es un arriesgado ejercicio que, visto con la perspectiva del tiempo, no le pudo salir peor. Para su desgracia, un oyente con algo de memoria está a punto de recordarlo. Arús se mostró entonces convencido de la total desaparición de los políticos de las pantallas de los televisores. En esos años, tenían su reducto en los "desayunos" que emitían a primera hora las grandes cadenas, reducidas a TVE-1, Antena 3 y Telecinco. Según el criterio del primer presentador de Vídeos de primera, en cuanto algún directivo televisivo mostrara el menor olfato, serían también expulsados de esos programas de entrevista con cafés y periódicos encima de la mesa. Su lugar sería ocupado por macro-shows que despertaran al pueblo desde los últimos compases de la madrugada, alternando información de servicio con puro espectáculo para contemplar legañoso. Algo en la línea del mexicano El Mañanero, estupefaciente programa, presentado por un hombre vestido de payaso que respondía por Brozo, del que nos llegaban algunos retazos gracias a los espacios de zapping tan en boga those days. 

Es posible que Alfonso Arús se postulase entonces para hacer algo parecido. Pero eso no lo tengo registrado con la misma nitidez. En cualquier caso, entenderán que se me dibuje una sonrisa al recordar la predicción, que no ha podido demostrarse más desencaminada. De ello han dado buena cuenta los medios de comunicación durante la pasada campaña electoral para las Elecciones Generales del 20 de diciembre de 2015. Hemos tenido políticos hasta en la sopa y sobre eso se ha teorizado hasta la náusea en las últimas semanas. 

¿Qué ha podido ocurrir para que la realidad haya sido tan diferente a lo previsto por una persona con criterio y experiencia en los medios de comunicación? La pasada legislatura ha sido la de los políticos en televisión. No es ya que hayan sido invitados estrella en entrevistas de postín (las de Gloria Lomana en Antena 3, las de Pedro Piqueras en Telecinco, las típicas de TVE), es que se han dejado ver en espacios de entretenimiento de prime-time. Ítem más, durante los últimos meses es habitual ver a dirigentes de cierto rango -líderes emergentes, portavoces cualificados de los partidos tradicionales- entrando como si tal cosa en conexiones dúplex en los programas de tertulia de media mañana. A diario. Dos canales generalistas, La Sexta y 13tv, han hecho de la información política su santo y seña. La presencia de políticos en sus platós es, con tal motivo, cotidiana. Magacines que hace unos años se nutrían casi en exclusiva de sucesos y corazón -El programa de Ana Rosa, Espejo Público- cada vez ceden más cancha a los políticos. 

No sé si algo se truncó desde entonces hasta acá. O, simple y llanamente, Alfonso Arús no estaba en lo cierto. 






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